¿Qué es el bienestar financiero?

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En teoría, todo el mundo aspira a alcanzar el bienestar financiero.  No obstante, tal concepto puede parecer un tanto ambiguo e incluso complejo. Pero, ¿qué significa exactamente?  Y, ¿cómo lo podemos lograr?‌

En pocas palabras, el bienestar financiero se refiere a la capacidad para gestionar gastos cotidianos, saldar deudas, hacer frente a imprevistos económicos y elaborar estrategias con miras a alcanzar metas financieras de largo plazo. Según la definición de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (Consumer Financial Protection Bureau), la salud financiera (otro término para referirse al bienestar financiero) se logra cuando “una persona puede cumplir plenamente con sus compromisos actuales y pendientes, confía en la solidez de su situación financiera y es capaz de tomar decisiones que le permiten disfrutar de la vida”. 

A diferencia de la creencia popular, lograr la estabilidad económica no consiste sólo en contar con un alto nivel  de ingresos; sino en la gestión eficaz de los recursos disponibles. El presente artículo tiene como objetivo analizar los elementos vinculados al bienestar financiero.  En particular, examina los distintos aspectos en la elaboración de presupuestos destinados a la salud y las enfermedades, destaca la importancia de la planificación anticipada y ofrece recomendaciones para fomentar la resiliencia ante eventuales gastos derivados de la atención sanitaria. 

El vínculo entre la salud y las finanzas

En la búsqueda del bienestar financiero, resulta indispensable asignar un presupuesto específico para la salud y enfrentar enfermedades que se puedan presentar.  El actual escenario, marcado por el constante aumento de los costos médicos, la planificación y preparación económica resultan imprescindibles para que tanto individuos como familias puedan cubrir la imprevisibilidad de gastos asociados con la salud.

El bienestar financiero va más allá de la gestión de gastos del día a día; también implica prepararse para futuras eventualidades tales como afecciones repentinas o emergencias médicas inesperadas. La salud y las finanzas están intrínsecamente relacionadas, ya que el bienestar general depende de nuestra capacidad para gestionar en forma eficiente los gastos médicos.  El alza constante de los medicamentos y tratamientos médicos pueden agotar rápidamente las reservas de las personas, exacerbando aún más la carga financiera que éstas puedan tener. Además, las dolencias prolongadas suelen derivar en una reducción de la productividad laboral o incluso, en la pérdida de empleo, lo cual repercute negativamente en la salud física y mental de quienes las padecen.

La importancia del autocuidado en el bienestar financiero

Dar prioridad al cuidado personal es esencial para nuestro bienestar, económico y emocional. Si nos enfocamos en ambos, no solo mejora nuestra capacidad para tomar decisiones acertadas, sino que también nos permite gestionar las finanzas con mayor determinación. Cuando participamos en actividades de autocuidado tales como el ejercicio, la meditación y los pasatiempos, logramos reducir el estrés, mejorar la concentración además de mantener el equilibrio emocional y psicológico.

La conexión entre la salud mental y el bienestar financiero es tan estrecha que ignorar uno  acabará impactando la situación del otro.

A pesar de que parezca difícil fomentar una relación positiva con el dinero cuando cada acción relacionada con el bienestar tiene un precio, invertir en el bienestar emocional no tiene por qué suponer tirar la casa por la ventana. No importa si se trata de sobrellevar el estrés financiero o de promover la salud en general, debemos hacernos el propósito de invertir en los dos.  Es por ello que, en la sección a continuación, presentamos una compilación de las estrategias más relevantes recomendadas por los expertos para asegurar un buen comienzo.

Estrategias clave para alcanzar el bienestar financiero

Aunque posiblemente no cumpla con todos los criterios que definen la salud de su situación económica, eso no significa que no pueda alcanzar ese nivel. No importa cuál sea su actual posición financiera o cuánto dinero tenga (o no tenga), adoptar estos principios relativamente sencillos puede ayudarle a consolidar su situación económica de inmediato o en largo plazo.

  • Presupuestos y gastos: Administre de manera eficiente los gastos diarios, fije un presupuesto y viva dentro de sus posibilidades.

 

  • Ahorros y fondos de emergencia: Si aún no lo ha hecho, considere crear un fondo para emergencias que, idealmente, cubra los gastos entre tres y seis meses de subsistencia.

 

  • Gestión estratégica de la deuda: Identifique la naturaleza de sus obligaciones y dé prioridad al pago de deudas con los intereses más altos. Lo anterior reforzará su situación financiera y aumentará su puntuación crediticia.

 

  • Inversiones a futuro: Diversifique sus inversiones para construir su patrimonio y garantizar la estabilidad financiera en el largo plazo.

 

  • Protección de activos: Asegúrese de proteger adecuadamente la salud, el hogar y el automóvil con el fin de compensar gastos significativos no planificados y reducir el riesgo de contraer deudas.

 

  • Fondos para la salud: Establezca objetivos presupuestarios realistas al alinear eventuales gastos en materia de salud con su actual situación financiera.

 

En resumen

El bienestar financiero no se limita a los números en una cuenta bancaria: es un enfoque holístico de la gestión monetaria, el cual contempla varios elementos de las finanzas personales.  Aquellas personas que alcanzan la estabilidad económica pueden cumplir cómodamente con sus obligaciones financieras y hacer frente a los gastos mensuales sin tener que hacer malabares para llegar a fin de mes. Tienen la capacidad de destinar fondos para emergencias, así como para definir objetivos inmediatos y futuros.  Se recuperan rápidamente de cualquier adversidad económica, ya que disponen de los recursos suficientes y de las estrategias adecuadas para superarla‌.